julia llerena

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The Earth is not an isolated entity, but is in constant relation with outer space. Daily extraterrestrial material, passing almost unnoticed, reaches our planet in the form of cosmic dust.
Meteorites are objects that fall on Earth. They are not usually distinguished from the rest of the stones in nature, their main and distinctive feature is their origin: outer space, in fact their existence unifies and concretes the clear relationship between the Earth and the rest of objects large or small that are in the universe, our house.
I have chosen four of them belonging to the collection of the National Museum of Natural Sciences to form the word home with its own spelling. For a long time I have carried out regular walking tours, in which I have appropriated small elements that appear on my way, insignificant and without material value. I rescue objects to which their usefulness was stripped, giving them a new meaning. Mostly imperishable materials that as a routine exercise, I analyze according to their physical qualities. My practices are close to an archeology, nourished by contemporaneous vestiges, that do not excavate, it rubs the surface: an archeology of our own and of the present.

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La Tierra no es un ente aislado, sino que está en constante relación con el espacio exterior. Diariamente material extraterrestre, pasando casi desapercibido, alcanza nuestro planeta en forma de polvo cósmico.
Los meteoritos son objetos que caen sobre la Tierra. No suelen distinguirse del resto de las piedras que hay en la naturaleza, su característica principal y distintiva es su procedencia: el espacio exterior, de hecho su existencia unifica y concreta la relación clara que hay entre la Tierra y el resto de objetos grandes o pequeños que pueblan el universo, nuestra casa.
He elegido cuatro de ellos pertenecientes a la colección del Museo Nacional de Ciencias Naturales para formar la palabra home con una grafía propia. Desde hace tiempo llevo a cabo regularmente recorridos andando, en los que me apropio de pequeños elementos que van apareciendo en mi camino, insignificantes y sin valor material. Rescato objetos a los cuales su utilidad les fue despojada, otorgándole un nuevo significado. En su mayoría materiales imperecederos que como un ejercicio rutinario, los analizo según sus cualidades físicas. Mis prácticas son próximas a una arqueología, nutrida de vestigios coetáneos, que no excava, roza la superficie: una arqueología propia y del presente.
En El pensamiento arquitectónico de Jacques Derrida encontré una frase que me dio la clave para agrupar esta serie de objetos. Desde una deconstrucción del lenguaje me planteo otorgar a estos fragmentos valor de letras, articulando una grafía cambiante e irregular que hace que estos trozos de nada hablen.