julia llerena

 
 
 
 

Between debris and things. Comisariado por Antonio Montesinos.
La habitación propia, 2020.

Así se escribe la cosa. Escribir quiere decir injertar. Es la misma palabra. El decir de la cosa es devuelto a su ser-injertado. El injerto no sobreviene a lo propio de la cosa. No hay más cosa que un texto original.
(...)

Estáis cerca de la primera piedra —indescifrable—, que no es una o que, todas ellas, asombradas, preciosas o no, que han señalado vuestro camino, era, numerosa. Cal- culus. Guijarros.
La diseminación, Derrida, 1971.

...con varios vocablos rehace una palabra total, nueva, extraña a la lengua. Avant-dire, Mallarmé.

El registro. Una deriva situacionista que conforma mi día a día, un registro de tu desecho que deviene mi creación. Desde hace unos años siento una extraña fascinación
por la recolección de desechos minerales, vítreos o metálicos. Como almacenes de ferretería mi estudio está siempre minado por un marasmo de cajas repletas de formas encontradas, de fonemas no pronunciados y de palabras no escritas. En 2016, la BBC publicaba un artículo que señalaba, según un estudio de la paleoantropóloga Genevieve von Petzinger, el descubrimiento de un nuevo código de escritura conformado por apenas 32 inscripciones que se repetía de manera sistemática en más de 350 yacimiento prehistóricos por toda Europa. Este hallazgo muestra que existía, ya, un modo de comunicación «planetario» antes de la civilización y de la creación moderna de Occidente.
Lo tardío de este hallazgo se debe, como afirma con Petzinger, al segundo plano que habían sido considerado por paleólogos por su falta de artisticidad figurativa: Son los dibujos descuidados, ignorados.
Estos nuevos estudios pueden acercarse, en parte, a las derivas sobre el nacimiento de la comunidad y de los espacios habitacionales que Vitruvio recogía en su Libro Segundo. Éste decía: En este tipo de reuniones o encuentros, como emitían sonidos muy confusos e incomprensibles, fijaron unos términos provocados por su trato cotidiano. Quizá estos sonidos incomprensibles fueron recogidos en esta horquilla de inscripciones descuidados. Entre el mito y la realidad, el texto vitruviano, sin lugar a dudas, nos sirve para reflex- ionar como la escritura, la palabra, va ligada al interior y a la comunidad. Así, de modo similar a cómo Venturi, Brown y Rauch proyectaron la Ghost House (1976) he pensado La habitación propia como un fantasma del propio espacio-pensar. Imito la estructura de la Cabaña primitiva vitruviana y en vez de paredes de madera o barro las recubro de mis objetos encontrados, de mis dibujos ignorados que he ido encontrado en mis expediciones arqueológicas, mis paseos. De su cueva, mi cueva, nuestra cueva, de su escritura, mi escritura. Imago lux lundi est, una luz interna provoca el reflejo en las paredes del espacio expositivo, rindo, así, homenaje a Muybridge, e injerto en las paredes textos creados con las formas de mis objetos. Mi imagen es texto original, transitado del logos al imago. Resultando una instalación que piensa el pensar, el escribir, el proyectar y mi propia creación.